Hoy es un día nublado gris plomizo un día triste y aburrido para algunos, melancólico e incentivador para mí, pues todas las cosas toman un sentido creador que difícilmente se encuentre en otra situación.
Estimulado por mi amigo Tomas Urihc, dejo las pampas por las cuchillas entrerrianas.
Nuestro destino es Undinarrain en el departamento de Gualeguaychú provincia de Entre Ríos. Luego de cuatro horas de viaje através de la provincia de Buenos Aires llegamos al complejo de Zarate – Brazo Largo (dos largos puentes colgantes que cruzan el río Paraná con vía para el tren incluida) desembocando en Gualeguay, para retomar Gualeguaychú y terminar en Urdinarrain. Dese ahí por camino de tierra llegamos a la aldea de San Antonio, nuestra meta de hoy.
Desde ahí partiríremos hasta la abadía benedictina en Victoria. Fundada por benedictinos franceses 1899 hoy es famosa por sus quesos y licores a base de hierbas medicínales.
La abadía cuenta con un puerto sobre el rió Diamante, donde tomaremos alguna de las canoas que recorren el río, para compartir un día con los canoeros que hacen su vida con la pesca.
Tomas es compañero de trabajo descendiente de alemanes, de alemanes del Volga, o rusos alemanes (ellos dicen que son alemanes del Volga, con mucho orgullo) que emigraron a la Argentina en 1889.
Después de traquetear por el polvoriento camino llegamos a la aldea, un pueblo de 2000 habitantes construido alrededor de la plaza, muy al estilo ruso.
Seguimos a los saltos media hora más, hasta que llegamos a un campo de labranza, una especie de caserío ruso con la casa principal en el medio.
En la puerta nos esperaba doña Berta la madre de Tomas, una recia alemana de más de 90 años, con el rostro marcado por mil batallas y añoranzas de pasados extraños.
Pasadas las presentaciones entramos en la cocina, donde nos esperaba un delicioso “strudel” relleno de manzanas acompañado de té a la rusa y mate.
Armonizados por el mate y los dulces pronto la conversación deriva en la historia de la familia.
Contaba Doña Berta, como sus padres y abuelos vivían en la aldea de Hunk, perteneciente a Saratov, Rusia, luego que la zarina Catalina la Grande los abandono a su suerte.Segun ella la zarina trato de poblar con alemanes las márgenes del Volga para darle el carácter alemán a esa región. Pero después de un tiempo el peligro turco la obligo a dedicar sus esfuerzos para detener el avance turcomano. Olvidándolos por completo. Sin la protección de Catalina se vieron obligados a organizar su defensa contra Tártaros y Cosacos que asolaban sus aldeas. Cada vez que se recuperaban aparecían las ordás tártaras y cosacas, incendiando casas y secuestrando mujeres, hasta que hartos de tantas desgracias un día de 1889 partieron con todas sus pertenecías rumbo a Italia. Allí se organizaron en el puerto de Nápoles y pusieron rumbo (Previo escala en Casablanca) a San Pablo, Brasil. En San Pablo quedaron a la deriva, pues el gobierno de Brasil no se preocupo lo mas mínimo de ellos. Allí mendigaron y sobrevivieron como pudieron, hasta que les llego la noticia de que en la Argentina repartían tierras para quien quisiera trabajar. De nuevo a organizarse y con lo poco que tenían cruzaron Brasil de oriente a occidente en medio de las mayores calamidades, hasta que llegaron a la tierra prometida. Cuando llegaron se encontraron con que el ofrecimiento argentino era una quimera pues los campos estaban cubiertos por la selva y poblados por indios Tobas, Mocovíes y Pilgares. De nuevo tuvieron que luchar con los autóctonos del lugar para conseguir un pedazo de tierra. Después de luchar a brazo partido llegaron a un entendimiento con los nativos, y pudieron darle forma al lugar tal con es hoy, fundando la aldea de San Antonio.
No le duro mucho la paz y tranquilidad, pues por el río Paraná apareció un nuevo peligro en forma de barco.
No se trataba ni más ni menos., que del mismísimo padre de la Republica Italiana Giuseppe Garibaldi que a bordo de su nave “Farroupilha” saqueaba las costas del Paraná, en nombre de los “farrapos” empeñado en formar la republica de Santa Catalina
en Rió Grande Brasil. Durante un tiempo se dedico a robar vacas y cosechas hasta que el gobierno Argentino tomo cartas en el asunto y mando una flota que los protegió hasta que la región se estabilizo.
Fascinado por la historia seguí a doña Berta para que me mostrara su tesoro mas preciado. Todavía conservaba todos los aperos que habían traído de Rusia la desgranadora de maíz, la desnatadora, los arados, las guadañas, planchas, maquinas de coser, cunas y hasta un telega, corro tirado por un solo caballo que adornaba la entrada principal. Un verdadero museo pensaba para mis adentros.
Tan metidos estábamos en la historia, que no nos dimos cuenta de que el sol había dado paso a la luna y largas sombras anunciaban la llegada de la noche.
Luego de dos horas de trajín Doña Berta puso la mesa donde disfrutamos de un “Chucrut” de garbanzos adornado con sabrosos trozos le “Leberweurst” todo bien bañado con cerveza casera.
Durante mi reparador descanso pesaba en que seria de todo aquello el día en que Doña Berta no estuviera.
Con tristeza me di vuelta en la cama y me imagine a mi valle con sus molinos formando montículos de piedras, sus iglesias y palacios colonizados por hiedras y malezas, ante le vista indiferente de sus creadores. Por momentos pensé que el hombre es indiferente a su pasado en cualquier lugar de la tierra. Con un suspiro de preocupación me entregue al sueño navegando en la canoa de Juan “Pacu”. Que será nuestra próxima aventura. Buenas noches.
<object width="640" height="385"><param name="movie" value="
http://www.youtube.com/v/5gIBSNNn9Aw&hl=es_ES&fs=1&"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="
http://www.youtube.com/v/5gIBSNNn9Aw&hl=es_ES&fs=1&" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="640" height="385"></embed></object>