Hola Manolo, esto lo escribí durante la mili, En Naval moral de la Mota, Cáceres Tal sucedió, como lo escribí. En mi vida vi tanta lluvia y tanto barro. Lo del sueño no lo recuerdo pero si lo escribí debe ser que algo soñé, hoy me puse a revisar y lo encontré muy simpático, creo que mi imaginación en aquel momento voló muy alto. Pensaba seguir guardándolo pero si lo guardo quedara como inconcluso. Espero que no se rían mucho.
Los disparos de fusiles y ametralladoras trinaban en la montaña, sin tregua día y noche.
El trepidar de las armas sumió al valle en un desconsuelo siniestro.
Empecinadamente los oficiales siguen gritando fuego a discreción, sin ningún otro objetivo que cumplir las órdenes a pesar de que solo se trataba de un simulacro realizado por mi compañía durante el servicio militar.
Después de cuatro días de desperdicio de armas, municiones y cerebros, la montaña se oscureció repentinamente y grandes nubarrones descargaron su ira liquida, poniendo fin a tal barbarie contra la naturaleza y condición humana.
Entre barro y agua transcurrieron los siguientes días. La disciplina sucumbió ante los rigores de la naturaleza, y cada uno quedo a su criterio.
De órdenes rigurosas pasamos a ver como cae el agua y a dormir todo lo posible.
Recuerdo que era de día, dormía placidamente bajo la lluvia cuando tuve el primer sueño, que con intervalos me acompaño toda la vida.
Me encuentro frente a una montaña de grandes proporciones, tan alta que se perdía más allá de las nubes. A todo lo alto desde el pie de la montaña hasta su cima, trepaba un una especie de casa o palacio en forma de terrazas. Entre casa y casa una explanada inmensa. Una escalera tallada en la montaña, en el lado derecho, unía todas las casas.
En todas las casas estaba mi familia – la que conocía personalmente, los fallecidos no se encontraban- En las explanadas multitudes de gente, una especie de peregrinos que visitaban el lugar con todo respeto. En las casas mi familia, que era la encargada de mantener el lugar y muchas habitaciones para los peregrinos.
En la pared del fondo una puerta dorada que nunca nadie supo que había detrás.
En cada explanada se encontraban gentes de diferentes culturas, vestidos con ropas diferentes, todo extraño para los humanos, pues más que diferentes periodos de la humanidad parecían culturas venidas de otros mundos desconocidos por los humanos
Sus cuerpos son de color indefinido, mas bien transparentes, y todos hablan el mismo idioma.
Cada cierto tiempo aparece un grupo nuevo en la explanada mas baja y desaparece el que esta en la cima.
Mi misión es ir de explanada en explanada y mirar a la gente en el rostro para ver si esta enferma. Si esta enferma escribo un informe en una especie de tarjeta metálica con un lápiz electrónico y lo introduzco en una ranura que se encuentra en la pared al lado de loa puerta principal.
Siempre me encuentro en la cima de la montaña y desciendo por la escalera para ingresar a las explanadas. Siempre desciendo nunca asciendo
El sueño no es continuo, solo aparece cada dos o tres meses.
Y eso es todo.
Jesús A. López