Púes nada tocayo, que todos los días se aprende algo nuevo.
Yo siempre conocí ese río como L’Aceval, confieso que jamás escuche el nombre San Francisco. En fin, talvez se llamara así y yo no lo sabia, y como decía Borges “perdonen mi ignorancia”
No me gusta nada como quedo el asfalto arriba de semejante huella del pasado, creo que refleja la capacidad de creación de nuestros políticos, filósofos y técnicos de nuestros días. Pienso que con un poco más podrían haber hecho uno nuevo al lado de acuerdo a las necesidades de hoy, total el río no es tan ancho y el romano lo reconstruyen y listo.
Tampoco me imagino que hicieron con los chopos, los alisos, los acebos, los cajigos, los castaños, los avellanos, los zalces y los espinos que todas las primaveras cubrían la colina de blanco inmaculado.
Todavía cuando yo andaba por ahí, había tres molinos funcionado perfectamente, el de Monejo, el de la Tía Eugenia y el de Fonso que quedaba debajo de Suyu, y había restos de otro en la casa de Nales en la entrada de Sucuetu: dicen que había mas pero eran restos no muy convincentes.
En fin, bueno es que por lo menos se preocupen por lo poco que queda aunque no mas sea por el progreso, ya que no creo que le interese mucho el contenido cultural que tengan.