Después de unos días de relajación total, donde ni Zapatero, ni Kirchner, ni Obama, Ni Chávez, tuvieron cabida en mí deambular por la vida, decidí regresar un par de días, para ver como andan mis amigos.
En estos días de mucha meditación llegue a la conclusión, de que los amigos “son los amigos” y es una de las pocas cosas que el progreso y la globalización no lograron destruir.
Como bien dice el dicho, ¡ La familia, esta y no se puede modificar! ¿Y los amigos?
Pues nada que los amigos se pueden elegir.
Yyyy…………………….. ¿Quien dice lo contrario?
Bueno, no pude resistir y acá estaré hasta mañana. Como veo el foro estuvo bastante animado con las fotos antiguas y algunos recuerdos de Carmen.
También veo que Nel anda por tierras chilenas peleándose con las almejas. ¡Cuidado Nel, que las almejas –como decía mi abuela- son unas buenas “perdularias” . Alteran tu paladar de buen gusto y cuando te das cuenta, la panza se te llena de calambres incontrolables!
Nel todavía andamos a los tumbos con la empresa y el país, y no tengo mucho tiempo para dedicarte. Estoy tratando de salir de todo esto, y cuando este libre. Yo y mi casa estaremos a tu disposición cuando quieras, y el tiempo que quieras.
Como se imaginaran, pase mucho tiempo pensando o recordando pasajes antiguas de nuestras vidas. Un montón de cosas desfilaron por mis recuerdos, como el “matacíllu” Algo que no recuerdo con mucho cariño pues en mi casa no había nadie capaz de matar el “gochu”. Recuerdo que siempre venia de Robriguero Manolo Bada, “ el matador”, para hacer lo que nosotros no podíamos.Cuando aparecía cuchillo en mano yo desaparecía lo mas lejos posible, pues no soportaba los llantos lastimeros del “gochu”.
Lo que mas predomino en mis recuerdos fue las “majás” (solo usare las palabras como yo las conocí) Algo que no recordamos mucho.
Las recuerdo con mucho cariño, pues era una de las pocas cosas en que los más jóvenes podíamos participar.
En la que mas participe fue en la del “Argayu” en Cerebanes. Llegada la época de las “Majas” todas las tardes cruzábamos la hería de Cerebanes hasta el “Argayu”, donde Anita y Paco nos recibían con sidra del año anterior. Ahí pasábamos toda la noche “Maju” en mano triturando manzanas hasta convertirlas en pulpa en el “cocinu” o “masera”, que luego a “palás” teirabamos al “cajón”. Lo que seguía después era cosa de los mayores. Solo entrábamos en acción para darle vueltas al “usu” y apretar el lagar.
Mientras dos le daban vueltas al “usu” los demás esperábamos “caciplu” en mano las primeras gotas de jugo que caían por la “canaleta”, para saborear tan preciado manjar.
Su aspecto era amarillo espeso, tan espeso que casi se podía masticar, y su sabor dulce infinito, tan particular que yo diría que era el elíxir de los dioses.
A medida que el jugo iba saliendo en calderos de madera con un “embudu” también de madera íbamos llenando las “pipas” asta terminar la “majá”.
En días posteriores, todas las tardes regresábamos para “cebar” o rellenar las “pipas”. Pues a medida que fermentaba iba perdiendo liquido en forma de espuma por el “juracu” de arriba.
Así hasta el día de la “espicha”, en que en una ceremonia casi mitológica se procedía a “espichar” la “pipa”. En la parte inferior con un “tornu” se realizaba un “juracu” que luego se tapaba con la “espicha” cuña de madera afilada que se sacaba cada vez que se quería probar la sidra.
Algunos preferían las “pipas de roble y otros de castaño, y también había controversias respecto a los “majos” pues según de que madera eran, tendría el sabor la sidra.
Amigos este es mi recuerdo de hoy, les deso a todos muy buenos momentos.