Después de mochos días de luchar con la gripe A, ya totalmente recuperado, me propongo tomar el dialogo con el foro con más entusiasmo que si fuera la primera vez.
De mi experiencia les diré, que a pesar de todo el atosigamiento mediático a que serán sometidos, no hay que tenerle miedo, pues es como una gripe normal, con síntomas un poco más fuertes.
Lo más fuerte de todo es la fiebre que por momentos toco los 40,2º, así durante 6 días.
En mi casa seguimos todos los consejos que nos dieron, estrornudamos sobre el codo o un pañuelo descartable, nos lavamos las manos hasta pelarlas, usamos el gel alcohólico (que de paso les diré que deja las manos como lija) pero el contagio llego por otro lado.
El primero que cayó fue mi hijo de 21 años que se contagio en la facultad, y el segundo fui yo, que salio desesperado al hospital donde repartían el Tamiflu provisto por el gobierno.Los hospitales son los principales focos de infección. Yo les aconsejo evitar las aglomeraciones de gente, los saludos efusivos, nada de besos ni apretones de manos, y si por desgracia se infectan si no es muy grave traten de quedarse en casa, no acudan a ningún centro de salud, una buena cama y el medico de cabecera, el de siempre, los ayudara y no tendrán problemas.
En estos días de contacto permanente con mi medico, (que es de esos antiguos, diría que tipo Don Ramón) cundo me sentía un poco aliviado, le contaba sobre los medicamentos que usábamos en nuestro valle y los de ahora. El me decía que las enfermedades se agravan si dejamos nuestra psiquis a la deriva y que era partidario de complementar un método con el otro.
A partir de ahí en mis noches febriles, mi mente comenzó a deambular por mis recuerdos y quedo fija en el té que nos daban cuando teníamos fiebre, por gripe o por lo que fuera y nos mandaban a la cama, donde sudábamos como una mula y al otro día ya estábamos bien.
Yo recuerdo el de mi casa, seguro que por ahí existirán más, este es el que yo conozco.
Mi abuela juntaba en Cuera una yerba parecida al orégano que le llamábamos té,(que por cierto tenia un sabor exquisito), con ese té, la menta que recogía en el cierru de Sambrón, la miel de las colmenas de mi Padre y un poco de orégano, (que también se juntaba en Cuera y mi abuela decía que el orégano es una fuente de vitamina C) nos preparaban una infusión bien caliente y a la cama.
Pues bueno trate de emular esos tiempos, y al Tamiflu y Paracetamol agregue todas las noches una buena taza de dicha pócima
Claro que el té era de Ceilán, la menta de las estribaciones de los Andes, el orégano de la maceta de mi balcón, y la miel de los campos de Entre Ríos.
De todas maneras, me hacia mucho bien, pensar que si fallaba el Tamiflu, tenia la alternativa de que me podrirán salvar las recetas de nuestros abuelos. Pues me parece a mí, que pese a todos los adelantos que tenemos ahora, en aquellos tiempos teníamos menos pestes que ahora.
Me da mucha pena que pese a que yo reconocería esas yerbas fuente de vitaminas, seguro que no quedaran muchos que las puedan distinguir.
No se si realmente servían, pero de lo que si estoy seguro, es que psicológicamente hacían un efecto milagroso
Nuestra mente es el mecanismo más perfecto del universo, si lo sabemos usar ella nos protegerá de cualquier ataque externo.
Un saludo para todos y a no asustarse que no es tan dramático.
Chucho.l.m