A mi me importa poco donde pasar la Navidad. La he pasado ya en tantos sitios que me da lo msmo. La Navidad, como tantas otras cosas en la vida, constituyen un ciclo de la propia vida. Cuando tú eres niño, o mozo, lo disfrutas en tú casa con tus padres y hermanos. Uno tiene como más ganas de "música" y, además, están tus amigos (los de tú edad). Pero llega un momento en que todo eso se agota y a nosotros nos van sustituyendo "otros". Esos "otros" son nuestros propios hijos que empiezan a disfrutar estas fecha de la misma forma que lo hicimos nosotros, es decir: con sus padres, con sus hermanos y con sus amigos.
Uno se pone a pensarlo y llega a comprender la normalidad del hecho en sí. Y llega a comprender, incluso, que hay que empezar a dejar el camino libre a los que vienen "zumbando"..
Yo, ayer (Nocehebuena), después de cenar con los que nos pudimos reunir de la familia (y doy gracias a Dios de que podamos estar juntos los que aún podemos), me fui a dormir a Panes. Yo quería estar en Panes y, de aguna forma, recordar mis días navideños felices..Pero es que ya el tiempo ha pasado..
Por la tarde, también estuve por Panes, con Nel, con Ramonín Vega y con algunos otros. Pero no me econtré a Chuchín, el de la botica, para cantar un villancico de los nuestros..Lo sentí. Lo sentí de verdad, porque siempre cantábamos aquello de "Campanitas que van repicando..."
Cuando llegué en la noche, no pude evitar tratar de tomarme un par de "cubatas" por allí. Uno le tomé con Miguelín Ibarlucea en "El Trasgu": "Tredo: eto ya no e como ante. Atí ya no tanta nadie. Eto ya te atabó..." Traduzco: "Fredo: esto ya no es como antes. Aquí ya no canta nadie. Esto ya se acabó".
Pero yo no queria rendirme y me fuí a tomar un segundo cubata el "Balcao". Ese fue mi error. Allí me sentí fuera de lugar. Cualquiera de los que allí habían podían ser mis hijos. Pedí el cubta, le di un pequeño sorbo y me fui a la cama (previo pago, claro). Antes miré hacia la torre de Alevia y no vi nada. No sé si había o no había luz. O sería que me equivoqué y miré hacía Suarías. Yo que sé...
Mi piso está cerrado y, lógicamente, frío. Iba a poner la calefacción pero no lo hice. Mientras encendía el último cigarrillo de la noche me dije: Déjalo, Fredín, si sientes frío es señal de que aún estás vivo....