José antonio ya ves que voy afinando.
En la foto Cecilio,padre Angel, Felipe Somohano(presiedente del centro asturiano de Santander,José Manuel Abascal y Teresa Ordiz (Viceconsejera de emigración)
http://img147.imageshack.us/img147/1162/allessanciprianocriosfa.jpgAprovecho para poner el pregón de Cecilio en Santander
PREGÓN DE LAS FIESTAS DE COVADONGA DEL CENTRO ASTURIANO DE SANTANDER
Bendita la Reina de nuestra montaña,
que tiene por trono la cuna de España.
Sr. Concejal de Cultura y Deporte.
Sr. Presidente del Centro Asturiano de Santander.
Queridos amigos:
Con este pareado de Restituto del Valle, musicado por Busca de Sagastizábal con motivo de la coronación de La Santina en 1918, comenzamos esta romería en el Centro Asturiano de Santander, Primus inter pares con Oviedo, en tierras de Reconquista en tarde tan soleada de septiembre.
Si nos asomamos a la hermosa Bahía de esta Ciudad y miramos el telón de fondo del Occidente, comenzando por esa arqueta acabada y culminante del espinazo, que hacia el Sur divide La España Mediterránea de La Atlántica; si seguimos la línea del Cordal de Peña Sagra, vertical al Cantábrico (el Monte Medulio de Floro y Orosio, regado con la sangre asturcántbra del 19 a. C.); si en el ángulo Norte miramos la calcárea Lunar del Vindio o Picos de Europa resplandeciente con el carmín del Ocaso; ahí se sitúa el reclamo de Quien hoy nos convoca a esta fiesta: La Virgen de Covadonga.
Sí. Es la misma que esmalta de hermosura los valles esmeralda desde Aniezo en Liébana con La Santuca; las Hoces del Besaya con la de Las Caldas; La ría de Ampuero con La Bien Aparecida y las alturas de Montesclaros de Reinosa.
Pero no puedo olvidar que en Las merindades de la antigua Bardulia, cabecera histórica de Castilla se encuentra también La virgen de Covadonga, cuya imagen gemela actual al borde del Ebro, traída por benedictinos a La Cueva del Auseva en el s. VIII, allí se depositó, hasta su desaparición en la quema del Real Sitio en 1777.
Pero vamos a esquemáticamente trazar una trayectoria de cántabros y asturianos, que demuestre, que son más fuertes los vínculos que nos han unido en la Historia, que las razones administrativas que nos han separado.
Admitido lo apuntado anteriormente, que estuvimos unidos contra el romano, es cuestión demostrada que el Sella, desde las fuentes de Oseja hasta su desembocadura en Ribadesella, servía de riberas y límite a ambos pueblos.
Y, pasados los siglos, en otra crisis provocada por el ataque al reducto de Covadonga por parte del gobernador árabe Munuza, Pelayo y los suyos, como bien explica el primer cuartel de Noriega, recibieron del Ángel la Cruz de la Victoria. De esta manera se inició la resistencia, que habría de tener por escenario Los Picos de Europa de Norte a Sur. Pues, según Crónicas antiguas analizadas por Sánchez de Albornoz, la recuperación de lo perdido, no se circunscribió al Valle de la Cruz de Priena, sino a una serie de escaramuzas, hasta dar con los huesos de los mahometano en Subiedes (Cosgaya) sobre las aguas lebaniegas de nuestro Deva.
Y sigue Cantabria presente, cuando Alfonso I, hijo del duque Pedro de Cantabria, título tardorromano, se casa con Ermesinda, hija de Pelayo, coronándose por Rey de Asturias. Él distribuye y repuebla todas las tierras, estableciendo límites por el Este en el Nervión y en la Hoces de Pancorvo y accesos de La Rioja. Es más, el hermano de Alfonso por algunos es llamado Rey de Cantbria. Y es durante el periodo del reinado de Alfonso II con sede en Oviedo, cuando El Beato de Liébna escribe los famosos comentarios del Apocalipsis, iniciándose una política de auténtica Reconquista. Y es el mismo Beato el primero, tras el descubrimiento y primera peregrinación del Rey asturiano al sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela, en establecer un himno y liturgia por tal motivo. Con ello Europa se pone a caminar por este pasillo a Compostela, entonces a salvo de las razzias mahometans.
En este proyecto de expansión y reconquista, al considerar demasiado peso por los recursos que se necesitaban para atender desde Oviedo tantas tierras, su sucesor, Ordoño I nombra a Rodrigo Gobernador de Cantabria y conde de Castilla.
Sí, Castilla estuvo constituida en su origen por las antiguas Bardulias Cántabras, que se extendían hacia el sur de la Cordillera por las Merindades hacia el Ebro y el Arlanzón. Ya el mismo Alfonso III exclamaría Las Bardulias que ahora se llaman Castilla.
Por ello, siguiendo el vector de la Historia, ahí tenemos ya Castilla, fruto del empuje de asturianos y cántabros. Labores de repoblación de Las Merindades, bajo la dirección de abades y monasterios, que engendrarían la grandeza de España en Las Montañas de Burgos y Palencia en donde nacería en los albores del IX el castellano y cuya pieza literaria más bella y épica del 1140, El Poema de Mio Cid, habría de ser pasados los siglos introducido en una arqueta hecha con los restos de madera calcinada en la Cueva de Covadonga en 1777, por el Primer Marqués de Pidal, para su conservación en La Biblioteca Nacional a finales del XIX.
Por eso estamos aquí no como huéspedes, sino en nuestra propia casa rodeados de la hidalguía secular tan perediana.
Y nuestra casa, porque no en vano Asturias es palabra plural: La Asturias de Oviedo, La Asturias de Santillana, incluso, algunos escribieron La Asturias de Trasmiera, siempre bajo El Bastón de Laredo y la Jurisdicción de Las Cuatro Villas de La Mar.
Pero hoy venimos aquí no como sesudos estudiosos, sino como romeros casi por aquellos caminos abiertos en el XVIII por el genio de Tresabuela, El Padre Rábago. Y como somos romeros, parodiando la primera página de La Regenta de Clarín (¿os fijasteis en el personaje de Don Fermín de Pas, qué aires montañeses evoca?), parodiándolos, repito, hacía un símil de la torre gótica de la Catedral de Oviedo, esa misma que en bronce en la Alameda erigieron los dos alcaldes de Santander y Oviedo en este mismo año, comparando su perfil con una botella de champagne.
Yo me permito la licencia de convertirla en botella de sidra, que muy gustoso escanciaría para compartirla con amor con cada uno de cuantos estáis aguantándome en esta tierra de Concha Espina que en su Altar Mayor dejó bello testimonio de amor a Covadonga.
CECILIO F. TESTÓN