Me acuerdo muchas veces de las riadas de Panes. En una ocasión, eran ya más de las doce de la noche, nos fuimos desde la Covadonga a ver la "crecida", al puente. Algo chocó contra la pilastra central y el puente se movió. Unos corrimos hacia Panes y otros hacia Siejo. El susto fue morrocotudo...Yo bien creí que el puente se iba. Al día siguiente pudimos observar que la junta de dilatación (en el medio de la carretera) estaba muy abierta. Poco a poco, las aguas se fueron calmando.
Amancio, el barberu, cuando había crecidas, bajaba al río a "trincar" troncos y leña que, una vez seca, calentaba la casa. Vio bajar un tronco grande y quiso recogerlo, pero se cayó al río. Amancio tenía "mala hostia" y, mojado hasta el cuello, observó a su alrededor para ver si alguien le había visto caer al río..Él no vio a nadie, pero alguien le había visto a él. Era uno de esos mozos que siempre, en esas situaciones, bajan al río a observar y a ver lo que pueda traer.
Sabedores de las malas pulgas de Amancio, organizaron unos “pases” por la barbería:
- Hola Amancio. Me enteré que caíste al río....
-¿Yooo...? ¿Quien te lo dijo..? Si no me vio nadie..
-Bueno, pues alguien te vio, porque lo estaban comentado en Casa Lama ahora...
-¡¡Joder..!! Si no había nadie. Sí, me caí al río, pero no me pasó nada.
-Bueno, vale. Yo sólo te preguntaba....
--¡¡¡Cojones...!!!
Al poco llega otro de los mozos....
-Coño, Amancio: Estaban comentado que te caíste al rio...
-¡¡Me cagon....!! ¡¡Pero si no me vio nadie...
-No lo sé, Amancio, pero eso se comenta....
-Pero ¿Quien me vio...?
-Pues alguien te vio, y si no te pasó nada me alegro...
Así fueron llegando a la barbería algunos otros mozos encendiendo los ánimos de Amancio y, sobre las cinco de la tarde, entró don Liberto Conde, maestro de Buelles que no tenía ni pajolera idea de los incidentes y sólo pretendía cortarse el pelo:
- Hola, Amancio.....
-¡¡Vete a tomar por el culo..!! ¿A tí que cojones te importa que me haya caído al río..?
-¡¡Ahhhh...!! No me diga. Yo no sabía nada. Yo sólo quería cortar el pelo. Pero ya veo que hoy no es su día...
Las iras de Amancio las pagó don Liberto, una de las personas, según mi recuerdo, más educadas y más amables que ejercieron su vida profesional por esta Peñamellera nuestra.