Juan, yo siempre tuve predilección por esos personajes, así como siempre defendí a Rubén y todos los que son como el, también defiendo a estos que con tanta maestría describe maricarmen.
No voy a dar nombres pero por las laderas de Cuera vivía uno de ellos al cual yo admire siempre, no conocía ningún numero ni una letra siquiera, pero tenia una sabiduría, que me podía pasar siglos escuchándolo. Su filosofía de la vida y de la naturaleza era propia de un pensador exquisito.
También guardo un cariñoso recuerdo, de Oliva la madre de los Galán, que yo siempre pensé que su capacidad para ver y razonar la felicidad no necesitaba de ningún numero ni ninguna letra.
Creo que en alguna ocasión les conté algo de mi amigo Ramón.
El era puestero de una “estancia” (rancho) -viene a ser como el casero de la estancia.
Nació el la provincia de Misiones y fue criado por los indios Wichi en plena selva, tampoco sabia escribir ni leer y hasta le costaba hablar castellano pues la tribu donde se crió hablaba un dialecto guarani. Con el aprendí tantas cosas de la vida que en nuestras universides y colegios dudo que puedan tener la capacidad de síntesis que el tenia para ver y expresar cada acontecimiento que nos depara la vida. Su visión de lo religioso, de lo mitológico, del universo era tan amplia y concisa, que hoy me hace dudar todo el tiempo, de lo que a nosotros nos enseñaron.
Creo que comprendo a maricarmen, ¡¡ me pasa a veces!!!
Lo que escribió le salio del alma, hay momentos que uno se encuentra en un punto de excitación mental que cualquier cosa que le de letra basta para ponerse a escribir y todo lo que escribe lo escribe con el alma, y no analiza, por que si lo analiza terminara borrando casi todo.
De estos ímpetus filosóficos es de donde salen las mejores expresiones, así que no te arrepientas que estuviste genial, total si algo no rima o la ortografía desentona lo mismo lo vamos a entender, el fin de una poesía, cuento, novela o ensayo es que no solo lo entiendan los críticos o especialistas, también lo tiene que entender la gente común.
Nel, no te enfades me sale del alma.