el foro de Nel

Alfredo por estos tiempos ya nos tendrían que llevar a la plaza los toros en andas.

Yo ando por acá con el espirtu en recesión, como la crisis. No me ven, pero ando. Ya vendrán mejores momentos y retomaremos las cosas como siempre, pero siempre le doy un vistazo para ver como andan las cosas por ahí, y pese a que haya tenido alguna diferencia con Javier yo me siento muy agradecido con el, por que nos mantiene al tanto con todos los detalles de nuestra "tierrina" que tanto extrañamos. Saludos para todos.

Se ven muy lindas las dos. Un saludo y otro para Paco, que lo vi por ahí en una foto de Nel. Y otro para todos los foreros.

Tranquilo Manolo que estas entre Pinto y Valdemoro. Tiene razón Javier espera que llegues a mil y ahí  entierra la bandera, porque sino quedas a merced de las coruxas.
Yo ando en un periodo de neuronas apáticas, no sé que poner , no pasa nada en mi discurrir es como si los sueños y los recuerdos se hubiesen puesto de huelga. Formaron un piquete  e iniuciaron fuego de neumáticos en la cornisa de mi memoria no dejando pasar los recuerdos.
Solo recuerdo al  Paseante y su taller cuando con su hijo Manolo reparaba su auto “el intocable” y cruzaba la vega de Abandames para pasearse por Panes y aledaños.

No conozco a nadie o no lo recuerdo pero vallan mis respetos para todos los que nos dejaron.
Ya llevo varios días leyendo y repasando cada uno de mis mensajes en el foro. Después de mucho repaso llegue a la conclusión final de que no fue como yo hubiera querido que fuese, pues caí en muchas ocasiones en temas que no son de mí, gusto pero es así y lo admito. A continuación daré una lista de mis pecados. Por momentos fui:
ARROGANTE
PRESENTUOSO
IRRESPETUOSO
ENGRUPIDO
IRRACIONAL
ENTROMETIDO
INGENIOSO
IGNORANTE
INTOLERABLE
ARROGANTE
PREPOTENTE
ENVIDIOSO
TRAMPOSO
INESTABLE
MENTIROSO
QUISQUILLOSO
CAPRICHOSO
A todos los que se hayan sentido tocados por alguno de mis pecados le pido disculpas. Espero que me alcance la vida para corregirlos a todos.
                                                                                                               Jesús A. López

Estos días de fiestas interminables me aleje de la ciudad en busca de algo de sosiego para mi cuerpo y alma, maltratados por la vorágine a la que nos somete sin piedad el aglomerado de cemento y gentes que por ella pululan sin descanso sumidos en una incertidumbre sin destino, lejos de un horizonte invisible.
Buscando un cambio total a mis costumbres baje de las montañas al llano y pase tres días en una casita en un campo de sesenta hectáreas totalmente sembrado a patatas y ajo. Entre los árboles que rodeaban el campo, a la orilla de una acequia repleta de carpas y pejerreyes  (para delicia de los pescadores) había dos castaños llenos de frutos. A falta de tenazas usamos los pies para sacarla del erizo y llenamos la mochila.
Al anochecer las asamos en  la cocina de hierro (cocina económica por estos lugares) ese artículo del hogar tan entrañable para nosotros, los más antiguos. Solo de verla se produjo en mí un estado de regresión que me hizo acariciar su negrura de carbón profusamente adornada con relieves de bronce prolijamente pulidos.
Mientras escuchaba las explosiones de algunas que a propósito no le hicimos la muesca consiguiente, vino a mi recuerdo aquellos días que salíamos a busco armados con el cesto y las pinzas para magostarlas en la bolera, pero sobre todo lo que mas me incentivo eran aquellos guisos de arroz y castañas que nos cocinaba mi madre y que con tanto placer degustábamos los mas chicos.
Yo no recuerdo de haberlo comido en otro lugar, quizás sea otra de las cosas que se haya perdido, tampoco recuerdo la receta completa, si recuerdo algo como que sofreía cebolla y ajo luego le ponía el arroz lo freía unos par de minutos agregaba las castañas, le ponía agua y lo cocinaba hasta que las castañas estaban tiernas. Al final en una sartén con aceite muy caliente ponía unos segundos cebollin y perejil que iba a cortar a su huerta al instante, retiraba la sartén del fuego le ponía una cucharada de pimentón y lo derramaba sobre el arroz y las castañas, creando un manjar de los dioses.
Como digo no se si le ponía mas cosas, por lo tanto desafío a todos a que recuerden este plato que seguro  muchos lo disfrutaron como yo, y que veo que mucho no se recuerda.

                                                                                                  Jesús A. López

Ya que de libros hablamos, me estoy leyendo, “LA FORMULA DE DIOS” de José Rodríguez dos Santos. No solo trata de cómo explicar científicamente la existencia de Dios, también explica como lo ven otras religiones, sobre todo como lo veían Einstein y Ben Gurion, además de la intromisión de la benemérita “CIA” y todos los pomposos relatos de Hollywood.

Si Pepe Iglesias el Zorro era argentino, falleció hace pocos años. Después de España regreso a la Argentina donde actúo algunos años mi personaje favorito era “LA SEÑORA PORHORA” que era una empleada domestica que hacia cualquier lío.
Habalndo del cono sur de America era de la época del chileno Bobby Deglane y de otro argentino Joe Rigoli, que se pasaba días enteros en el ayuntamiento para que le dieran permiso para plantar un árbol en su acera y nunca se lo daban por pura burocracia.
Que barbaro Manolo ahora me quede pensando que sano era todo en aquellos tiempos comparado con los, agravios, insultos, culos, tetas y miserias humanas que nos venden hoy.